domingo, 18 de septiembre de 2011

Nadie.

Llegados a este punto, alguien tendría que haberme dicho que la vida iba a ser complicada. Que las cosas no saldrían como yo quisiese. Que nada de lo que yo pensaba de pequeña iba a cumplirse ahora. Nadie me dijo que todo iba a ser tan complicado.
Nadie me comento que lloraría miles de veces antes de enamorarme. Que me caería billones de veces antes de hacer algo bien. Que sudaría lo que nadie a sudado para salir adelante después de cada fracaso.
Que raro... Nadie me había comentado eso, pero poco a poco, mientras me iba haciendo mayor, me fui dando cuenta. Puede que, como todas las personas, lo haya ido intuyendo poco a poco. Puede que al caerme la primera vez no me diera cuenta, pero ya caerme carias veces seguidas... me parecía raro... Me parecía tan extraño que un día deje de sentir, de envidiar, de notar nada. Decidí hacer lo que quería, lo que la gente menos se esperaba que hiciese.
Un día, deje de creer que todo lo que quería lo tendría.
Un día empecé a ver que no vivía más que en una realidad sin sentido, que para conseguir todo lo que yo quería tendría que jugármela, saltar, caerme... Tendría que luchar contra viento y marea, sentir como el sudor va cayendo, como empiezo a pasar de todo, y llegar al final con todo echo, sin ningún mal rollo...
Por que, la verdad... Nadie sabe el por qué la vida es tan difícil.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Lo que fuiste y dejaste de ser.

Busca instantes en cualquier lugar y momento. En algún segundo te servirán para ver lo que llegaste a ser, y dejaste olvidado. Cuando vuelvas a ver aquel recuerdo, recordaras aquellos instantes en los que decidiste guardarlo. Te vendrá a la memoria el motivo por el que decidiste quedarte aquella foto, aquel folio escrito o cualquier tontería hacia la que tienes un afecto especial. Un día abrirás el cajón que tienes cerrado con llave, y te embarcarás en distintos viajes hacia el pasado. Hacia momentos arrinconados en algún lugar de tu memoria. Volverás a ver personas que ahora son simples fantasmas del pasado. Figuras que fueron importantes, y que ahora son tan extrañas, que ni las conoces. Te darás cuenta de lo que fuiste, y dejaste de ser. Fueron fiestas de cumpleaños, partidas al pilla-pilla en el colegio. Sensaciones que olvidaste al instante de haberla sentido. El miedo, la insensatez de la infancia, la desvergüenza que tenias. Las escaladas en los árboles, las caídas del skate y sus respectivas heridas en las rodillas. Los abrazos perdidos, los besos extraviados. Un recuerdo, otro, y otro más. Te invaden, te hacen soñar y reír. Con algunos lloras. La última carta de alguien te querías. Un juguete roto. Poco a poco, te levantas de la cama, te vistes, y te vas al parque. Te tumbas en la hierba, y los recuerdos vuelven a llenarte. Les das miles de vueltas a todos. ¿Y si hubiera pasado esto y no lo otro? ¿Y si no me hubiese peleado con tal? ¿Y si...? Las preguntas te inundan. Y les buscas respuesta. Cada una tan extraña e imposible como la anterior. Y de repente, una frase te viene a la cabeza. "El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos" de un filósofo alemán. Te das cuenta de que tu vida es así, tus amigas son las que son, tus gustos, tus aficiones, todo es así por que tú has querido que sea así. El destino te dio miles de opciones. Tú elegiste las que quisiste, las que viste que eran mejores para ti. En alguna te habrás confundido, está claro. Pero toda la gente comete errores... ¿no? Lo único que hace falta es acordarse de cual es ese bache, y no volver a tropezar. Por que, en ese momento, te das cuenta de lo que fuiste, y dejaste de ser. 

lunes, 12 de septiembre de 2011

Dos almas que bailan.

¿Y quién soy yo?
¿Nadie?
¿Una simple historia?
Puede que, incluso, sea un recuerdo. Guardado en el alma, bajo llave, esperando a que alguien, con una mirada y un beso, me suelte, me haga volar... Estoy esperando el momento. No cuento los segundos, ni los días, simplemente espero. No tengo miedo, soy amiga de los fantasmas. Llevo tanto tiempo escondida, que he aprendido a vivir con ellos.

Yo los llamo fantasmas. Tú los llamas temores, pesadillas. Muchas veces, son simples tonterías. Otras, miedos de verdad. La perdida de un ser querido, algo que nos da realmente miedo, el amor frustrado, la desilusión, la venganza, el olvido, la muerte... Me siento en una esquina, y le veo llegar, Pantalón pirata, y sonrisa en la boca. Ojos alegres, incluso le brillan. Se acerca, pero tengo miedo. Se lo que quiere, pero yo...

¿Que quiero yo? ¿Quiero volver a sufrir y terminar escondiéndome como una niña tonta? ¿Eso es lo que quiero? 

No. Quiero ser libre. Quiero sentir el aire a mi al rededor. Notar como algo llamado amor vuelve para no irse. Sentir una mirada clavada en mi cuando salgo de la habitación. O un beso que me llega al cuello. Notar como mi piel se eriza cuando estamos a solas. Como mis ojos se cierran en la oscuridad de la noche. Cuando la luna es testigo de la unión de dos cuerpos. Dos almas que bailan al son de una música sin sonido... Una música para muchos ya desaparecida...