lunes, 25 de noviembre de 2013

Y así nos va.

Hablamos de cosas normales,
en sitios normales,
sin darnos cuenta de que
ninguno de los dos
somos normales.

Sorprendimos las espinas
de una rosa sin heridas
que más que bonita
es preciosa.

Recorrimos las noches
en busca de una canción
que nos hiciera creer
un poco más en nosotros.

Y ahí está.

Comprendimos eso de
"sin ti, yo no".
Y  eso de
"si yo no, espero que tú tampoco".

Por eso
contamos de dos en dos
de espaldas
hacia el futuro.
Por que no
nos hace falta mirar
hacia adelante
para saber como nos irá.

Saltamos de dos en dos
de espaldas
hacia el futuro.
Por que nos cansamos de
ver un presente lleno
de nimiedades,
de sonetos que se creían romances.

Y por creerse romances,
se convirtieron en mentiras.
Y por ser mentiras
quisimos dejar de mirar
al presente a la cara.

Y, por eso,
de espaldas,
juntos,
caminamos de dos en dos,
hacia el futuro.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Hoy me he levantado.

Hoy me he levantado
con ganas de verte.
Estamos en un octubre tan frío
que no recuerdo ni por qué estoy aquí.
Antes eran tus manos
las que me prometían calor eterno.
Ahora dudo de ellas. No las creo
porque me fallaron demasiadas veces.

Hoy me he levantado
con ganas de besarte.
Pero estás tan lejos que no me explico
ni como me acuerdo de ti.
Pero lo hago,
por que tu recuerdo me hace
sentirte aquí.
Y por eso me he levantado
con ganas de besarte.

Hoy me he levantado,
y he querido abrazarte
al darme la vuelta en la cama.
Y no he podido,
y me he derrumbado.
Se me han caído encima
las paredes de la casa
que construimos
llenas de sueños.

Hoy me he levantado
con ganas de comerme el mundo,
y solo me he comido hostias del destino.
De ese destino que quiso que te fueras.
Que quiso que me dejaras caer
y no me ayudaras a levantarme.

Ya han pasado un par de días,
y me he levantado
con ganas de echarle
un pulso a la vida.
De levantarme con el pie izquierdo
y que parezca que es el derecho.
De terminar todo bien
aunque me fuera mal.

Hoy me he levantado
queriendo jugar un partido
a vida o muerte
contra la Vida y contra la Muerte.
Queriendo mirar por la ventana
todo el mundo
por muchos edificios que haya
de por medio.

Hoy me he levantado
con ganas de ponerme tu piel
como abrigo.

Hoy me he levantado
con ganas de
vestirme
de
ti.

sábado, 2 de noviembre de 2013

De derrumbamientos y caídas.

"Esta es la historia de un derrumbamiento"

De ver como ves la vida caer ante tus ojos y no tienes fuerza, ni ganas, ni ovarios de elevarla.
Dejamos el grifo abierto, y no nos dimos cuenta de la inundación que formamos.
Y ahí quedó.
Ninguno de los dos se atrevió a mojarse.
Ninguno de los dos quiso mojarse.
Por eso las mantas del sofá se fueron detrás tuya cuando te fuiste.
Te echaban de menos.
Se quedaron sin nadie a quién cubrir,
y murieron.

Murieron, también, los desayunos a pares (ya no hago café para dos).
Y, como ya dije, siempre me sobra para ti.
Tengo en casa un cepillo de dientes por si te apetece volver.
Una cama que lleva tu nombre.
Una ventana con vistas que intentan parecerse a la perfección de tu cuerpo desnudo,
pero no lo logra.
Por que no hay nada más perfecto que tú,
tumbado,
fumando,
esperando ver la vida pasar.

Y tanto esperaste, que me cansé de esperar a tu lado.
Me cansé de sentirme inútil ante los ojos de la vida,
viendo como la muerte se acerca,
y no hago más que sentarme a tu lado a esperarla.
No permitiste que me quedara.
No te dijiste "haz algo para que no se vaya".
Y por eso, ahora,
las heridas sangran más que nunca.
Las remendamos tantas veces que ya no queda sitio para más remiendos.
Y expulsan sangren, vísceras, odio.
Amor.

Por eso, cariño,
empecé a soñar con un cielo en otro cuerpo.
Un cielo que poseyera más que pulmones llenos de maría y hachís.
Que le sonría a la vida y haga lo posible por superar cada una de las derrotas.
Que rompa los esquemas de la vida y busque maneras inverosímiles y escépticas de pegarlos.
Que suspire al caminar.
Que no llore con la lluvia pero sí lo haga con el sol.
Que sea mi yo, pero al revés.
Yo seré su yo, pero a la inversa.

Ya no hago café para dos; ni una cama de 2 por 2; ni comida para ti; ni escribo por ti.

Pero, a pesar de las heridas abiertas y de las sonrisas rotas,
hago café para mí y me sobra para ti;
hago una cama de 90 por 60, en la que puedo hacerte un hueco;
hago comida para mí y para ti.

Todavía escribo por ti, además de por mí.

Y eso, que yo, lloro con la lluvia y río con el sol.