Lo siento.
Siento haber perdido los papeles
cada vez que te tuve delante.
Siento haberte escrito
demasiadas sonrisas en la cara.
Siento haberte creado tantas lágrimas
como para llenar el mar.
Lo siento.
No sabía lo que hacía.
No sabía que tus sonrisas
ya tenían dueña.
Ni que tus ojos
ya tenían otro ojos
en los que se perdían.
Lo siento.
Mis manos te buscaban
justo cuando tus manos
buscaban otras manos.
Mi piel quería tenerte
cuando tu piel
quería tener a otra.
Mis labios querían recorrerte
tal y como hacen los tuyos
en otro cuerpo.
Y ya no sé que decirte...
Ah, si.
Que lo siento.
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