Me prometieron un cielo
lleno de estrellas,
besos, caricias,
gemidos y orgasmos.
Y más que eso
no obtuve más que una sobredosis
de lágrimas desenfrenadas,
de peleas sin sentido,
de pensamientos moribundos,
y deseos de desaparecer.
A pesar de todo
aguantaba con la esperanza
de llegar a ese paraíso
en el que entras de pie
y sales volando.
Donde empiezo comiendo golosinas
y termino comiéndote a ti.
Donde sonrío al cielo
y me sonríe el suelo.
Donde me tiro al suelo
y aparezco en el cielo.
Por eso, perdona que te espere.
Nunca supe hacia donde mirar en el mar.
Por quién reír.
Ante quién llorar.
A quién perseguir.
A quién olvidar.
Por quién pelearme.
Por quién obsesionarme.
Hasta que llegaste tú.
Por eso...
Perdona que te espere.
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