No quiero que me recuerdes
como una persona que
pasó por tu vida solo una tarde.
Quiero que me recuerdes
como esa chica que
en solo una tarde
te hizo ver el mundo
de una forma diferente.
Te hizo mirar a las estrellas
a la cara,
miraste las espaldas a la luna,
pudiste mirar al sol a los ojos.
Quiero que me recuerdes
como esa chica que
hacía que se te pusiera
la piel de gallina
con solo rozarte.
Quiero que me recuerdes
como esa chica
a la que quieres ver
el resto de tus días.
A esa chica a la que
quieres ver despertar en tu cama
y no puedas parar de
comértela a besos,
de acariciarla,
de tocarla,
de pensarla.
Quiero que me recuerdes
como a esa chica que
un día buscaste,
y diste por perdida,
pero nunca perdiste la esperanza,
y antes o después,
sabías,
aparecería,
como un ángel alado,
pero sin alas,
brillando,
cruzando la puerta de tu casa,
saludándote,
dándote dos besos,
y haciéndote ver que es ella,
que soy yo.
Quiero que me recuerdes
como esa chica que
tanto tiempo buscaste,
y que por fin apareció.
Que es ella,
que soy yo.
En Marzo estuvimos de paseo por Madrid... una noche nos sentamos a comer unas tapas sobre un bar en una calle cerca de Gran Vía. Cuando ocupamos la mesa nos encontramos con este poema en la mesa, no sabemos si lo olvidaste vos u otra persona, lo que si sabemos es que tus palabras le dieron un toque romántico a nuestra cena.
ResponderEliminarHoy ese poema impreso está en Buenos Aires, Argentina...
Gracias!
Lucía y Santiago
Vete tú a saber si quedó en la mesa porque sí o porque que que el destino que quiso que se quedase ahí, para vosotros.
ResponderEliminarMe gusta saber que he ayudado a hacer de vuestra cena un poco más romántica.
Un beso.
Y gracias a vosotros por hacerme conocer un poquito más el mundo.