La soledad del bus a las 3 de la noche
me recuerda que no hay que alterarse.
Que los silencios enorgullecen la persona y
el ruido,
mas que hacernos grandes,
nos destruye.
Construimos un par de acantilados
a orillas del Sena,
a París la recuerdo en tu espalda
y suenan los Beatles en tu boca.
Revoltosa es.
Resiliencia paso a paso.
Costumbres de ojalata que nos dejan a 3 pasos de llegar.
Pero llegamos.
A rastras.
Las ratas son cuando no estamos.
Y por eso caer es necesario para disparar.
Sujetarse fuerte a los asientos y aullar como forma de vida.
Todas lucharon por todos y alguno luchó por todas.
Y que pena salir
y recordar una nube roja
en las entrañas
de los horizonte
de los olvidados.