Miedo me da rememorar viejos traumas, encontrar la salida con la puerta cerradao abrir la ventana y que o haya luz.
Sucumbir ante los ojos del silencio es algo así como dejarse llevar y caer, medio muerta, entre los escombros del atroz final de las venas.
He aprendido a valorar el ruido de Madrid y el silencio de Villalba; el rugido de mi piel y el estruendo de tu calma.
He aprendido a ser más que nunca un yo en mayúsculas y hasta las trancas.
Enamorarme de mi escombro, mimarlo hasta convertirlo en llano en el que acostarme.
Un fulgor mortecino en mitad de la oscuridad, son tus ojos mirándome fijamente entre el fuego y el asfalto.
miércoles, 26 de julio de 2017
lunes, 17 de julio de 2017
Corre, como la última vez que te vi.
Te recuerdo como si nunca te hubieses ido.
Como si el día que cogiste la mochila y el avión nunca hubiese pasado.
Como si el último adiós que nos dimos fuera un simple "te recojo esta noche".
Ahora que ha pasado el tiempo
y me quedo sin venas que trenzar
solo veo pasar mi vida, mi gente,
mis recuerdos más olvidados.
Así acabamos los dos entre latas de cerveza y sin tabaco,
sin hablar,
mirando el cielo estrellado
extrañados de la incomodidad del paso del tiempo
esperando a ver quién saldría corriendo más rápido.
Y no me equivoqué,
fuiste tú, huyendo, como siempre, de los problemas.
Como si el día que cogiste la mochila y el avión nunca hubiese pasado.
Como si el último adiós que nos dimos fuera un simple "te recojo esta noche".
Ahora que ha pasado el tiempo
y me quedo sin venas que trenzar
solo veo pasar mi vida, mi gente,
mis recuerdos más olvidados.
Me acordé del silencio que hicimos crecer entre la piel,
tú más de callar
yo más de escuchar.
sin hablar,
mirando el cielo estrellado
extrañados de la incomodidad del paso del tiempo
esperando a ver quién saldría corriendo más rápido.
Y no me equivoqué,
fuiste tú, huyendo, como siempre, de los problemas.
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