Que me
escuchas, pero no me oyes. Que me miras, pero no me ves. Que me cruzas con la
mirada, y no te das cuenta de que lo noto. Me tocas, pero no me sientes. Me
abrazas pero no me notas. Que me besas, pero no me deseas.
Que
estoy delante de ti, esperando, mirando el reloj cada dos por tres. Buscando el
momento perfecto, buscando estar solos, los dos, bajo un árbol que nos dé algo
de sombra, o simplemente un poco de intimidad. Y espero.
Y no
pasa el tiempo, y no llega ese momento, y no pasan las horas. Ni siquiera los
minutos. Simplemente, el tiempo se ha detenido. El aire ha dejado de soplar, la
gente pasa de nosotros. Nosotros seguimos aquí, haciendo el tonto. Riéndonos,
bebiendo. Olvidándonos de nuestras penas. Perdiéndonos dentro de nosotros
mismo. Sin saber lo que queremos hacer en el fondo. Bueno, sí lo sabemos, pero
no lo hacemos. Qué pena, el tiempo pasa y no te acercas. Me miras de lejos,
sonríes, y vuelves a tu copa. Pasa la noche, poco a poco. Canción tras canción,
baile tras baile.
De
pronto, alguien me coge de la cintura. Me aparta a una esquina vacía, lejos de
la gente conocida. Me miras a los ojos, y me doy cuenta de que si me miras, y
me ves; si me escuchas y me oyes.
Si me
tocas y me sientes.
Si me
abrazas y me notas.
Si me
besas y me deseas.
Sublime. Félix
ResponderEliminarGracias, profesor.
ResponderEliminar¡Agradezco todos sus comentarios!