domingo, 25 de agosto de 2013

Por eso escribo.

Escribo porque empecé
a echarte de menos,
a quererte de más,
y era la única manera
que tenía
de librarme de mis secretos.

Escribo porque me cansé
de esperar la vida.
Me cansé de esperar algo útil,
y yo empecé a hacerlo.

Escribo para buscar
una salida ante tu antojo,
ante tu cuerpo.
Para decirte con palabras,
pero no directamente,
que eres tú
el que quiero que esté aquí,
y no lo estás.

Escribo para llenar vacíos,
para llenar vacíos de soledad
que dejaron esas personas
que ya no están,
para llenar esos espacios
que las personas que están,
todavía no llenan.

Escribo para recordarme
quién soy,
para encontrarme,
tantas veces,
que ya he perdido la cuenta.

Escribo para que el ruido
se vaya de mi cabeza,
para que el sol
no me toque la piel,
y ante las estrellas
seguiré escribiendo
porque recordarte me mataba,
pero escribiendo pude revivir.

Escribo para superar
los golpes que me lanzan,
y así se me hacen amenos.
Y tus besos me saben a más
si los escribo.
Y tus abrazos y caricias vienen
si los escribo.
Y todo parece mejor.

Y seguiré escribiendo,
para volver a encontrarme
y recordarme quién soy.

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