domingo, 22 de septiembre de 2013

Eso es.

Una vez me prometí
no volver a soñarte,
a desearte,
a quererte,
a abrazarte,
a sonreírte,
a enamorarme de ti.

Me prometí que sería
la última vez
que lo haría.
que no volvería
a llorar
por tus palabras.

Dejaría de sentir
esas estúpidas
mariposas
revolotear
en
mi
estómago.

Dejaría
de quererte
a mi lado
todos los
putos
días.

Me prometí olvidarte.
Me prometí quitarte de mi vida.
Alejarte.
Echarte.
Borrarte.

Y cuando lo conseguí...
Cuando lo conseguí
no supe que hacer.

Sin darme cuenta
se había vaciado
la mitad de mi vida.

Me había quedado sola.

En ese momento
fui más tonta aún.

Intenté ir detrás tuya,
pero no lo conseguí.
Intenté volver a estar contigo,
pero no lo conseguí.

Me di cuenta de que estaba sola,
de que no había nadie a mi alrededor.

Ahí fui más tonta aún.
Estaba llorando por alguien
que fue todo para mí,
y ahora no es nada.
Estaba llorando por alguien
que yo misma quise
que se fuera de mi vida.

Estaba llorando por tonterías.
Por otra tontería más en mi vida.

Cuando empecé a llorar
por ti
el día que te fuiste
me dije:

"Chica,
no llores.
No es más
que una tontería más.

No es más que una gilipollez
de esas
que te vienen,
te las quedas,
y luego se van.

Y no puedes permitir
que por irse
te pongas a llorar.

Por que piensas que estás sola,
pero no lo estás.

Tienes  al sol,
tienes a la luna,
tienes el bar,
sus cervezas,
sus poemas,
sus risas.

Tienes tu casa,
tu espacio,
tu cuarto,
tu mundo.

Tienes la gente,
tienes las calles.
Tienes los estes,
tienes los oestes,
tienes el norte,
tienes el sur,
tienes a alguien allí,
tienes a alguien aquí.

Me tienes a mí.
Te tienes a ti.

Para que
te hace falta más.

Quería que te fueras,
y cuando lo logré,
me encontré.

Recordé
que yo
era más importante
que tú.

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