Hoy me he levantado
con ganas de verte.
Estamos en un octubre tan frío
que no recuerdo ni por qué estoy aquí.
Antes eran tus manos
las que me prometían calor eterno.
Ahora dudo de ellas. No las creo
porque me fallaron demasiadas veces.
Hoy me he levantado
con ganas de besarte.
Pero estás tan lejos que no me explico
ni como me acuerdo de ti.
Pero lo hago,
por que tu recuerdo me hace
sentirte aquí.
Y por eso me he levantado
con ganas de besarte.
Hoy me he levantado,
y he querido abrazarte
al darme la vuelta en la cama.
Y no he podido,
y me he derrumbado.
Se me han caído encima
las paredes de la casa
que construimos
llenas de sueños.
Hoy me he levantado
con ganas de comerme el mundo,
y solo me he comido hostias del destino.
De ese destino que quiso que te fueras.
Que quiso que me dejaras caer
y no me ayudaras a levantarme.
Ya han pasado un par de días,
y me he levantado
con ganas de echarle
un pulso a la vida.
De levantarme con el pie izquierdo
y que parezca que es el derecho.
De terminar todo bien
aunque me fuera mal.
Hoy me he levantado
queriendo jugar un partido
a vida o muerte
contra la Vida y contra la Muerte.
Queriendo mirar por la ventana
todo el mundo
por muchos edificios que haya
de por medio.
Hoy me he levantado
con ganas de ponerme tu piel
como abrigo.
Hoy me he levantado
con ganas de
vestirme
de
ti.
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