miércoles, 1 de junio de 2016

Extensiones II

Me he visto con las manos atadas.
Acorralada entre espinos
y sin apenas fuerzas para caminar.

He resumido mi vida
como si fuera un cómic
y acabada estuve por el malo de la historia.

Y resurgí de las cenizas.
Resbale como lo hacen las canicas
al caer por las escaleras.
Hice ruido con cada pisada por querer
mostrar
que he llegado
y que me queda mucho por andar.
He llorado lágrimas de cal viva
y así acabé con mi dolor,
He reído
y un canario me hacía un soliloquio de fondo
acabando con cada silencio
que había entre risa y risa.

Aposté por lo que menos confiaba
y me escupió en la cara
la maldad
incrustada
en un cobijo.

Por brazos tengo ramas
con astillas
incrustadas en la calma.
Las piernas convertidas en asfalto.
Y yo, quieta,

Aprendí que la sonrisa
  -a veces-
es lo único que nos queda.

Pero siempre es lo más bonito que nos llena.

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