miércoles, 5 de agosto de 2020

Jamás entendí tu adiós

Cambiar de aires

y la respiración ya no es la misma.

Siento caminar sobre mi piel bichos

hormigas

dentro de mi cuerpo

esa sensación

ese miedo

ese daño

ese asfixio que tanto ahoga

ese nudo en la garganta

ese miedo a mirarte a los ojos.


Pasa el tiempo y duele.

Te aferraste al adiós y a la despedida

porque no creíste en nosotros

porque apenas ahora sé que nunca nada fue para siempre

porque apenas ahora sé que apenas nunca estuviste a mi lado.

Cuántos años de raciocinio humano para no aceptar el presente.

Cuántos años de raciocinio humano para desistir a la primera

para salir corriendo a la primera

para huir a la primera.


Me da más miedo mirarte y perderme de nuevo que dejarte ir.


Así hablaste de ti conmigo siempre

te escuché observar el miedo

te vi abrazar el miedo

te besé mientras te estabas yendo

y jamás entendí tu adiós.


Añorar mis dedos en tu espalda. 

Marchas como si mañana no quedásemos en pie.

Como si la fuerza que conseguimos hubiese desaparecido.

Como si nuestro hoy no fuera más que el ayer metido en una botella y tirado a la basura. 


Esperar a que nuestro miedo no sea más que pasajero. 

Como coincidir en esta vida una segunda vez

si la primera la dejamos pasar

si la primera la hicimos irse

si la primera la primera ya no es más que tiempo pasado.

No es más que reloj roto

reloj sin fuerza.


Te esperaré con las manos abiertas

haciendo de esta jaula

el hogar donde dormir y ahuyentar el miedo. 


                        Sólo tú como crecimiento.

                        Sólo tú como libro de vida.

                        Sólo tú como guía en este camino empedrado. 





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