Y no era una sonrisa de mentira, era una pequeña sonrisa, acompañada de una bajada de la mirada hasta el suelo. Un paso tras otro. Una sonrisa que se nota, un olor que se siente.
Y otra mirada.
Y otra sonrisa.
Y una tontería que vuelve a nuestras cabezas a la vez, y como si me hubieses leído la mente, nos reímos de los mismo. Y desde una esquina a otra, con mesas de por medio, las miradas salen por sí solas. Y las sonrisas. Y los recuerdos.
Miramos la hora, ya va siendo hora. Ponemos rumbo a las clases, empujones a lo tonto, gritos y risas. Y se abre la puerta, la sujetas, me dejas pasar. Espera, no corras. Ir al mismo ritmo, en la misma fila. Hablando entre todos, y nosotros con las respiraciones.
Y otra mirada.
Y otra sonrisa.
En las escaleras, cada uno por su lado. No me preocupa. En tres horas volveré a verte. En tres horas, volveré a perderme en tu mirada. Volveré a inyectarme sonrisas en vena. Las tuyas, me llenan de vida. Me encantan. Ya en casa, conectada. Espero. Te conectas, hablamos.
Hablamos, nos reímos. Decimos tonterías. Sonrisas y sonrisas que, aunque no se ven, sabemos que están ahí. Decimos de quedar, ¿por qué no? A dar una vuelta, tampoco pasará nada. Además, tengo ganas de estar con él. Solo con él. A solas, sin nadie que interrumpa las miradas.
Y otra mirada.
Y otra sonrisa.
Y ahí estás. Delante de mí, sentados en un banco. No sé lo que hacer. Sé que quiero hacer algo, pero no sé si es el momento. Te miro, me miras. Y sonríes, y me pierdo en tu sonrisa. Ya sabes, me encanta. Y de repente, no sé como ha pasado, pero te estoy besando.
Y ya está, ya no me hace falta nada más. Caigo rendida a tus pies. Y me río, y te ríes. Nos reímos. Será por los nervios, o por que pensamos que nunca pasaría. O simplemente por que no sabemos que decir. O por que las tonterías vuelan a nuestras cabezas.
Y otra mirada.
Y otra sonrisa.
Y un beso.
Una despedida. Otro beso, un abrazo. Una pregunta. "¿Sales conmigo?". Una sonrisa y otro beso crean un pacto. Una perfecta armonía entre dos personas. Entre nosotros. Una despedida, otro beso. Echarse en la cama, acostarse. Recordar lo sucedido, y sonreír. Es verte, y volver a caer rendida a ti.
Y otra mirada.
Y otra sonrisa.
Y otro beso, clavado en la cabeza.
Y tan pronto como recuerdo todo, me despierto. La luz de mi cuarto se enciende, el desayuno está listo.
Me visto, me preparo, y bajo a la calle.
Llego al instituto, te veo... Y vuelvo a caer rendida a ti...
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