lunes, 16 de enero de 2012

Esperas.

Son esos momentos en los que no sabes que hacer; en los que por más que buscas, no encuentras la salida; en los que por mucho que esperas, el tiempo no pasa. Es en esos momentos cuando al leer poesía, la lees de una forma especial, diferente, con un tono de voz completamente diferente, con un sentimiento que no sabías que podías sentir, pues lo que lees, te llega. Te llega bien dentro, a algo que la gente conoce como alma. O simplemente en el corazón, o el cerebro, pero te llega. Y te hace sentir bien o mal, depende de como te encuentres. Si estás enamorada, lees poesía, y consigues leer entre lineas lo que de verdad quiere decir el autor, consigues descubrir el por qué esta escrito así, que sentía el autor en ese momento. En cambio, no leas poesía cuando estés triste, no dejes que la tristeza te llene como lo hace en esos momentos. Si la lees, leerás entre lineas, cierto... Pero no leerás lo que de verdad el autor quiere expresar, encontrarás significados diferentes a las frases, verás todo de color negro, esperarás a encontrar algo bonito en ese poema, pero no lo lograrás. Por que... ¿De qué sirve perderse en una poesía si no te va a gustar? Mejor olvídate de todo cuando estés triste. No seas tonta, piensa que "después de la tormenta, siempre llega la calma", después de una lluvia, el sol siempre luce, aunque tarde. Siempre lo hará. No desesperes por que todo te vaya mal. No busques respuestas en ese momento, no las hallarás. Solo encontrarás lágrimas a tu al rededor. De verdad o de cocodrilo, pero las encontrarás. ¡Qué casualidad! Cuánto tú estás mal, todos están demasiado ocupados para ayudarte, nadie tiene tiempo para ti. En cambio, si ellos están mal, y no ayudas... ¡Prepárate! ¡La que pueden armarte es buena! Por que claro, la gente para ayudar no tiene tiempo, pero para ser ayudados tienen todo el tiempo del mundo. Nunca ayudes a alguien que solo espera ayuda. No sirve de nada ser buena con esas personas, si ellas no van a dar un brazo por ti, si ellas no van a ayudarte cuando tu las necesites. Céntrate. Lee el libro, pasa de página, sumérgete de nuevo. No dejes que una persona te haga llorar, nunca. Si lo intentan, ríe te en su cara, date la vuelta, y vete diciendo que "tienes cosas mejores que hacer que escuchar las tonterías que salen de esa boca". Sonríe, camina. Si te buscan, que te encuentren. Saben donde hacerlo, como hacerlo.
No dejes que una persona te haga llorar, pero si un libro hace que llores, no te lo tomes a mal. Tienes sentimientos, todos tenemos sentimientos, y si no los mostramos en persona habrá que hacerlo a solas. Con un libro, una persona que se va, una película...
Já, una película, como aquella en la que un barco se chocaba contra un iceberg... "Titanic" creo que se llamaba. Una pareja, dos personas, una chica y un chico, no deberían de enamorarse, pero lo hacen. En contra de sus padres, de sus progenitores. El amor vence a todo, incluso a la muerte... Pobre chico, murió por conseguir que ella sobreviviese... No debería de haberlo hecho... ¿O sí? Opiniones las hay para todos, lo que si que sé es que si una película es capaz de hacerte llorar, es por que no eres de piedra. Tienes tu corazón, tienes tus sentimientos, y quieras o no, una película que te llegue al fondo, te hará llorar.

Y claro, llegamos a un punto en donde decimos "he llorado con una película, pero no en la vida real... ¿Por qué me pasa esto?" Muy simple. No tienes un hombro sobre el que llorar. No puedes esperar nada de nadie, y es que volvemos al principio. Esperas y esperas hasta que todo se calma, hasta que alguien baje de su pompita y diga "Oye, ¿te encuentras bien?" Pero no, no lo hacen, están tan metidos en si mismos que no van a bajar. Les importa bastante poco el resto del mundo. Les importa, más bien, nada el resto del mundo. Espera... ¿Qué es eso? (*Oh, viene hacia aquí, y yo con estos pelos*). "¿Te ocurre algo?" (*¿Qué? ¿Es a mi?*) Si si, estoy bien... dices. No, no estás bien. Se te nota. (*Oh, se ha dado cuenta y casi no nos conocemos*) Ya, bueno. Las cosas me sobrepasan de vez en cuando. Y sin saber por qué... Te hechas a llorar, en su hombro, por que ya son demasiadas las cosas que te pasan. Y tú se las cuentas, no sabes por qué, casi no le conoces, pero se las cuentas. Y te ayuda. Y te da consejos. Y te dice que hacer, que decir, y que callar. Y te das cuenta de que miras sus ojos. Te encuentras mirando sus labios. Y su sonrisa. Y ya no sabes que dice, por que te has perdido en su mirada. Y en sus alientos. Y no sabes como, pero ya estas despidiendo te de él, para esperar a verle al día siguiente. Para volver a perderte a su lado, mientras el está en sus movidas. Mientras él te habla y tu mueves la cabeza como una tonta.
Si, tonta. Eso dicen. Te has vuelto tonta desde que le conoces. Como aquella canción. "Mi madre a mi me ha dicho que cualquier día me matan los nervios. Dicen que me he vuelto tonta, que me he enamorado". Pero claro, a ti las cosas no te cuadran. Y esperas a ver que ocurre. Esperas a ver cómo pasan los días...
Y esperas... Y nada pasa. Pero claro, como te has vuelto tonta... Esperas.

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